Me levanto y nada más tomar un
café bien cargado, me sumerjo en Internet. Leo la prensa deportiva y
tras ella, comienzo con La Gaceta. Jornada del día 24 de Mayo
actual. Una de las noticias me llama poderosamente la atención.
Literalmente cita: “Multan a un médico con 270.000 € por salvar
una vida”. Dicho así, alguien podría pensar que el doctor salvó
a un sujeto tras un accidente o en un intento de suicidio, pero no es
el caso. Lo cierto es que una mujer hace casi dos años, embarazada y
con problemas económicos, decidió abortar. Usó su libre albedrío
para decidir sobre su futuro, y decidió que no quería ser madre en
ese momento. Fue a una clínica y tras la entrevista previa, pasó
por el quirófano y un ginecólogo le realizó un supuesto aborto.
Labor por la que la clínica cobró unos generosos honorarios.
Semanas después la misma mujer vuelve
a la clínica con síntomas de “otro embarazo”. Allí le explican
que no es un nuevo embarazo, sino que el anterior, en realidad nunca
fue interrumpido. Además el mazazo. Ya ha superado el tiempo
previsto para realizar el aborto. La gestación debe seguir su curso,
aunque tienen la desfachatez de informarle, que hay una clínica en
Cataluña (la pela es la pela) que saben que realiza abortos después
de superarse las veintidós semanas de embarazo.
La mujer terminó aceptando su mala
suerte y tuvo a su hijo. Hoy la criatura tiene año y medio y a buen
seguro que es querida y cuidada por su progenitora.
Se me ocurren dos cosas, la primera,
¡vaya mierda de médico!, que cobra honorarios a una paciente por
realizarle una intervención médica y la
engaña.
La segunda, la prensa no debería
alterar una noticia, hasta el punto, entiendo, de engañar. El médico
en ningún caso “salvó una vida”. Más bien, jodió la de la
madre. De hipócritas ya estamos cansados en nuestro viejo país.
Hace poco podíamos leer la
noticia, que una joven becaria en los años 60, fue desvirgada en la
Casa Blanca por el propio John F. Kennedy.
Mantuvo con ella una relación continua hasta que fue asesinado en
Dallas, poco antes de que ella contrajera matrimonio. La mujer
recuerda que al preguntarle a su “jefe” si estando cercana a
casarse, era correcto que mantuvieran relaciones, el le dijo que sí,
que la seguiría llamando y la llevaría en algunos viajes oficiales
como hasta ese momento había hecho.
El comienzo de aquella relación
tuvo todas las trazas de un acoso delictivo. La chica con poco más
de veinte años, comienza como becaria en la Casa Blanca. El “Gran
Cuervo” fija su mirada depredadora en la joven y la hace llamar a
un despacho. Le da un pase para la piscina de la suntuosa casa y la
invita a una recepción oficial. Tras tomar varias copas, la invita
el señor Presidente a dar un paseo por los jardines. Durante dicho
paseo, le comenta lo atractiva que es y lo que le atrae. La lleva a
un despacho y la desnuda lentamente pero sin titubeos. ¿Quién le
dice al Presidente de los Estados Unidos?, ¡no!.
Durante su relación, hubo un
momento en que ella pensó que estaba embarazada. El “Gran
Depredador” a pesar de que en los años 60 estaba terminantemente
prohibido abortar en EE.UU., ya había encontrado una clínica donde
su joven y manipulada amante, pudiera interrumpir su embarazo de
forma discreta.
Han pasado más de 50 años y
seguimos observando como los hipócritas de turno, siguen criticando
y denunciando la paja en ojo ajeno, cuando no se fijan en la viga que
tienen en el propio.
Saludos
La prensa amarilla escribe para bobos y estos no suelen leer.
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