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Con frecuencia, se nos presenta por los distintos medios de comunicación, noticias que dependiendo del medio, más que informar, aparentemente se trata de crear un pensamiento único. Así, por citar un ejemplo clarificador, podemos recordar como se trató el tema del Juez Garzón. La noticia, básicamente, era que iba a ser procesado por presunta prevaricación. Desde el Gobiernos del Sr. Zapatero y sus amigos subvencionados, más los medios afines, se trataba de resaltar la labor de citado Magistrado contra el terrorismo. Nada que objetar si realizó su trabajo adecuadamente. Pero, acerquemos "La Lupa" a la noticia. La cuestión que nos debe preocupar es, ¿prevaricó sí o no? La Lupa nace con el próposito de tomar cada una de aquellas noticias, sobre temas o personas especialmente relevantes, examinándola desde diversos ángulos y tratando como objetivo principal ser veraces y objetivos. A todos, bienvenidos.



viernes, 26 de octubre de 2012

Cyril, el Albatros protector





      Los Albatros son en la actualidad el ave voladora más grande que existe. La envergadura de sus alas llega a superar los 3,5 metros y pesan alrededor de ocho kilogramos. Extraordinariamente eficientes en sus vuelos, con planeos dinámicos que les permiten cubrir grandes distancias con poco esfuerzo. Se ha llegado a controlar largos vuelos circumpolares de bastantes ejemplares y llegan a desplazarse a razón de 300 kilómetros diarios, durante semanas. Así, han llegado a cubrir distancias superiores a los 10.000 km en un solo viaje.
      Su pico es grande, fuerte y aguzado, con el maxilar superior que termina en gancho. El plumaje es casi totalmente blanco, excepto en las puntas y el extremo posterior de las alas en los machos adultos.
Se alimentan preferentemente de calamares, peces y krill, bien recogiendo animales muertos o capturando su alimento vivo, tanto en la superficie del agua como sumergiéndose hasta 15 metros de profundidad.
      Son aves coloniales y establecen con sus parejas una relación monogámica. Viven sobre 50 años. Hacen una nidada cada dos años y sólo ponen un huevo en cada ocasión. El polluelo antes de cumplir los dos años, abandonará la colonia que le vio nacer e iniciará un largo viaje, para ir visitando a otros grupos en sitios alejados, hasta decidir a que nueva colonia se une. No suelen tomar pareja hasta los diez años de edad.
      Los jóvenes no criadores (entre 3 y 9 años) una vez que han decidido con que grupo vivirán, se dedicaran durante años a practicar los complicados rituales de apareamiento y a los distintos “bailes” tan conocidos de la nueva familia que los adopta.
El ritual lo conforman distintos y variadas acciones, tales como acicalado, señalar direcciones, hacer llamadas, producir sonidos batiendo los picos y desplegando sus enormes alas, quedarse con la mirada fija y combinaciones más o menos complejas.
      Cada primavera en las islas Galápagos miles de jóvenes machos, dedican cada mañana a realizar su “danza”. Así muestran su esplendido plumaje, signo de salud, la vitalidad de sus alas y el tamaño y vigor de su pico, que determinará la cantidad de alimento que podrá traer a casa. Las hembras “solteras” observan atentamente y ellas terminaran escogiendo a su pareja para el resto de su vida.      Cada una se acercará al joven macho que ha elegido y “bailará” con el. Cuando el ritual termina, las nuevas parejas formadas buscaran el lugar idóneo para hacer su nido. Los que no han encontrado pareja, les toca repetir al día siguiente. Los jóvenes machos no suelen ser elegidos por las hembras hasta que han participado en el ritual varios años y dominen absolutamente los movimientos y combinaciones, concretos de cada colonia.
      Un grupo de zoólogos norteamericano que lleva varios años haciendo un seguimiento exhaustivo de una colonia de Albatros en Las Galápagos, también conocido como archipiélago de Colón, terminó poniendo nombres propios a varios de aquellos interesantes personajes, tras descubrir que llevan una vida intensa y que merecen una atención especial.
      Les llamó la atención una Albatros especialmente bien proporcionada, que tenía nido pero no pareja. En primavera no prestaba atención a los bailes rituales de los jóvenes y solía permanecer sola. Dedicaba horas cada día a desde la parte más alta del acantilado, mirar al océano, cómo si esperase la llegada de algo o alguien. Concluyeron que su pareja debió salir a buscar alimento y sufrir un accidente. Al posarse sobre la superficie del agua o bucear para buscar alimento, a veces son atacados por depredadores. Le pusieron por nombre Dasha (en griego significa “regalo de los dioses).
      Aquel mes de Marzo, repetía por quinto año un joven y corpulento macho, que traía colocada una anilla en su patita derecha, esta lo identificaba como originario de la costa Australiana. Este año se le veía mucho más seguro. Sus pasos, sus movimientos eran aparentemente perfectos. El batir de sus alas era estruendoso. El poder de su enorme pico se dejaba entrever por el agudo sonido de sus “repiques”. Destacaba de entre los otros jóvenes machos por su envergadura. Se terminó apoderando de una parcela de playa muy superior a la habitual. La procesión de hembras solteras no se hizo esperar. Hasta siete candidatas se unieron a la danza frenética de aquél portentoso macho, que los zoólogos terminaron por llamar “Cyril” (orgulloso).
      Nuestro protagonista, cuando vió separarse el grupo de “novias” para que siguiera a una de ellas, terminó por no secundar a ninguna. Al día siguiente, nuevo “baile” desenfrenado” pero con una coreografía muy vistosa. Once jóvenes solteras se unieron a una “danza” inigualable. Reflejaba control, fuerza, seguridad. Era el candidato perfecto para futuro padre, pero decidió no seguir a ninguna. En solo cinco días, las jóvenes solteras habían tomado pareja. Entre los pretendientes destacaba uno sobre manera. No se entendía porque habiendo disfrutado de un total de 39 ofertas de “matrimonio”, no tomó a ninguna.
      Finalizado el ritual de apareamiento, los jóvenes se dispersaron. No volverían a intentarlo hasta el siguiente año.
      Sorprendidos y algo defraudados, los observadores decidieron hacer un seguimiento especial de aquél portento de joven macho. Este se había situado a escasa distancia de Dasha. Durante cinco semanas ininterrumpidas, cada día y durante horas repitió el ritual de apareamiento, solo para ella. Dasha permanecía impasible. Aparentaba ni mirarlo. El ruido del batir de alas y pico, era inevitable oírlo en varios kilómetros a la redonda.
      A principios de Junio Cyril cambió su táctica. Volvía del interior del océano con peces enormes y vivos, que o bien había capturado en la superficie del agua o buceando. Dasha no probó ni restos de peces muertos ni Krill, pero cuando le dejó ante ella un pez vivo de un tamaño considerable (en la distancia y con ayuda de prismáticos se estimó que aquél ejemplar debía pesar no menos de 2 kg) ella por fin cedió. Orgullosa, lenta y pausadamente se acercó al pez y comenzó a comer. Cada día de aquel verano (año 2.006) Cyril trajo el alimento para Dasha.
      Pasó el verano y llegaron las primeras lluvias. Los zoólogos tenían el convencimiento que a la primavera siguiente, formalizarían una pareja estable para muchos años.
      Tres días antes de levantarse el campamento (28 de Octubre) decidieron observar una vez más a este proyecto tan serio de pareja de Albatros. Llovía intensamente. Sorprendidos, vieron que Dasha estaba acomodada en su nido en forma de “taza” y un Cyril cariñoso y atento, cubría con su ala derecha desplegada el cuerpo de su amada. La imagen era enternecedora.
      A finales de Febrero de 2.007, el equipo de investigadores de la fauna oceánica volvía a las islas Galápagos. La colonia parecía seguir sin cambios. Dasha y Cyril eran pareja. Realizaban vuelos acrobáticos y no se separaban.
En Abril, Dasha puso un blanco y precioso huevo. Se turnaban para su incubación. Setenta y tres días más tarde nació una hermosa polluela “Alysa” que significa princesa.
      Hubo que seguir con el anillado e identificación de ejemplares. El 31 de Octubre se desmontaba el campamento. Arriba en el acantilado, dos preciosos Albatros compartían un nuevo amanecer.
     A veces, somos testigos de más humanidad en los animales que en las personas. Dasha y Cyril van por su tercer descendiente (primavera de 2.011). Ella, de un blanco inmaculado y unas proporciones perfectas. El, enorme, dotado de un cuerpo que representa, hoy por hoy, al Albatros más grande y armonioso que se ha podido observar.
Seguiremos informando, saludos


                                      Ritual de apareamiento de Albatros.