bienvenida

Con frecuencia, se nos presenta por los distintos medios de comunicación, noticias que dependiendo del medio, más que informar, aparentemente se trata de crear un pensamiento único. Así, por citar un ejemplo clarificador, podemos recordar como se trató el tema del Juez Garzón. La noticia, básicamente, era que iba a ser procesado por presunta prevaricación. Desde el Gobiernos del Sr. Zapatero y sus amigos subvencionados, más los medios afines, se trataba de resaltar la labor de citado Magistrado contra el terrorismo. Nada que objetar si realizó su trabajo adecuadamente. Pero, acerquemos "La Lupa" a la noticia. La cuestión que nos debe preocupar es, ¿prevaricó sí o no? La Lupa nace con el próposito de tomar cada una de aquellas noticias, sobre temas o personas especialmente relevantes, examinándola desde diversos ángulos y tratando como objetivo principal ser veraces y objetivos. A todos, bienvenidos.



sábado, 8 de enero de 2011

Gorgo de Esparta

     La Historia esta llena de grandes hombres, que realizaron gestas épicas y a los que se les dedica innumerables páginas de los libros de historia, así como monumentos en su memoria. Sin embargo, cuando tratamos de recordar la vida y obra de alguna gran mujer, las citas que normalmente encontramos, nos hablan de la hija de aquel rey, o la esposa o madre de un gran guerrero. Es como si por ser mujer, su vida careciera de un valor propio. Hoy narraremos hechos puntuales que dibujan el perfil de una mujer excepcional.
     Gorgo nació en el año 506 a. C. Hija de Cleomenes I rey de Esparta. De muy joven casó con su tío Leonidas que llego a rey. Ambos tuvieron un hijo, Plistarco, que también seria rey.
     Nuestra protagonista fue una de las escasas mujeres griegas en tener un activo papel político en la época clásica y la más conocida de las mujeres espartanas.
     Cuando contaba ocho años, Gorgo asistió a la audiencia que su padre concedía a Aristagoras de Mileto, enviado por las ciudades griegas de Jonia para persuadir a Esparta, de mantener su revuelta contra el Imperio persa. Cuando Aristágoras ofreció a Cleomenes una fuerte suma de dinero para decidirse, ella interrumpió para decir: “Causará tu perdida, mi padre, este miserable extranjero, si no te apresuras a expulsarlo de casa”, a lo que su padre accedió enseguida.
     Siendo aún menor de edad, alrededor de los 16 años, su padre le encomendó se encargara de mentalizar a las mujeres de todo el estado, para servir con fidelidad máxima. La preparación física era durisima. Las mujeres eran verdaderas atletas. Se ejercitaban en correr durante horas, la lucha a cuchillo y con lanza era práctica diaria. Montar a caballo y el tiro con arco era otras de las habilidades que dominaban.
     Algunas de las frases que Gorgo inculcaba a sus discípulas, para que estas las trasmitieran a sus hijos, eran:
     -Mi escudo, mi espada y mi lanza, son mis únicos tesoros.
     -Vencer o morir.
     -Los espartanos no preguntan cuantos son sus enemigos, sino donde están.
     -Hijo, ve a luchar por Esparta y vuelve con tu escudo o sobre el. (Victorioso o muerto)
     Acostumbró a las jóvenes solteras para que adularan públicamente a los guerreros que volvían victoriosos y se burlaban manifiestamente si volvía algún desertor, al que posteriormente se ejecutaba con deshonor.
     Exhibía en fiestas y sacrificios a las jóvenes solteras totalmente desnudas, siempre sin lascivia, para que se cuidaran sus cuerpos y resultaran siempre apetecibles a sus hombres. Igualmente obligaba a los jóvenes guerreros a mostrar su desnudez en público.
     De la Esparta de hace 25 siglos, algunas de sus costumbres nos pueden parecer abominables y cuando menos, sorprendentes. Si una mujer tenia un hijo deforme o especialmente débil, lo abandonaban desnudo y al raso para provocar su muerte.
     Una espartana casada podía yacer con otro hombre, si este era mas alto y fuerte que su esposo.
     Si un marido por estar en combate, se ausentaba durante un tiempo prolongado, la esposa podía tomar otro marido o yacer con varios hombres. Era habitual que después de una contienda militar de años, un guerrero volviera a casa y su esposa lo esperara con dos o tres hijos, de uno o más hombres. El guerrero abrazaba a su esposa y después besaba en la frente a cada uno de sus nuevos hijos. A partir de ese momento, mataría o moriría por ellos.
     En cierta ocasión con motivo de un festejo entre varios pueblos griegos, una mujer de Ática (zona sur de la Grecia actual), le preguntó a Gorgo: ¿Como es posible que las mujeres de Esparta sois las únicas que mandáis en los hombres?, a lo que ella respondió con absoluta normalidad: “Porque las mujeres espartanas somos las únicas que damos a luz hombres de verdad”.
     Ya casada con Leonidas, se cuenta la anécdota que Demarato que estaba en el exilio, quiso avisar al rey de Esparta de la amenaza de invasión por Jerges I de Persia. Envió una tabla de madera noble tallada, en la que una de sus caras estaba barnizada con una espesa capa de cera. Ni los mas sabios consejeros sabían interpretar aquel mensaje. Gorgo, se apresuro a rascar la capa de cera y allí estaba el texto que avisaba del peligro inminente.
     Primero su padre Cleomenes I y después su esposo Leonidas I, tuvieron en Gorgo a una consejera extraordinaria. Mujer disciplinada, muy inteligente y amante de su esposo. Resulto decisiva en cuantas decisiones tomaron los hombres de su vida, sin olvidar a su hijo Plistarco que también llego a monarca.
     Cuando Leonidas decide ir al paso de las Termopilas, solo con su guardia personal (300 guerreros), ya que el Consejo de Esparta no daba la autorización para que el ejercito abandonara la ciudad, lleno de dudas le pregunto a Gorgo, ¿Que puedo hacer?, ella le contesto: “Ve y muere. Se que no volveré a verte. Pero al menos morirás como un espartano libre”.
     Cuando al amanecer, Leonidas se disponía a marchar con sus leales guerreros, hacia una muerte mas que segura, Gorgo acompañada de su hijo, les siguió durante un largo trayecto. Entonces, el rey paro a su guardia de corps y se dirigió a su esposa, preguntándole: ¿Nos queda algo por decir?, a lo que ella respondió preguntando: ¿Que esperas que haga yo?. Leonidas casi sin pensarlo, le contesto: “Cuando tengas certeza de mi muerte, busca un hombre joven y fuerte que cuide tu hijo como propio y que te de una buena vida, la que tu sin duda mereces”.
     Gorgo no se resignaría a dar por perdido a su esposo, así que intentó conseguir permiso para comparecer ante el Consejo de Esparta. Theron, un consejero influyente de ideología pro-persa, se esforzaba para evitar que el ejercito apoyara a Leonidas.  Así, tras un breve encuentro entre Gorgo y Theron, aquella aceptó  el chantaje de este y a cambio de poder comparecer ante el citado Consejo, tuvieron sexo “degenerado” (seria sodomizada). Al día siguiente, Gorgo comparecía ante los consejeros, pero lejos de contar con el apoyo prometido por Theron, este la descalifico y después de narrar el encuentro sexual de la noche anterior, la llamó furcia. Gorgo tomo la espada de un soldado y atravesó de parte a parte al consejero. Al caer desplomado el traidor, se desprendía de su túnica una bolsa de la que salían varias monedas de oro, con la esfinge de Jerges I, prueba inequívoca de su alta traición. Aun así, el Consejo de Esparta no autorizó la movilización del ejercito. Leonidas y sus 300 guerreros, morirían 5 días después, no antes de haber dado muerte a mas de 25.000 soldados enemigos, entre los que se encontraban los aclamados Inmortales, la tropa de élite persa. Esto desmoralizo al enorme ejercito invasor, que nunca pudo doblegar los cuatro reinos de la antigua Grecia.
     Hasta que Plistarco, hijo de Leonidas y de Gorgo no alcanzó la mayoría de edad, fue regente de Esparta, Cleombroto, quien también supo aprovechar los sabios consejos de la madre del futuro rey.
     Desde que sucedieron los hechos narrados, han transcurrido 25 siglos. Para que durante 2.500 años se hayan mantenido en el recuerdo, la vida y obra de una mujer que vivió en una época, en la que solo tenían cabida los héroes de guerra, convendremos en que hablamos de alguien realmente excepcional.
Saludos


                                               Gorgo de Esparta

3 comentarios:

  1. Me resultó por demás interesante l nota. ¿Tienes las fuentes de las que te basaste para elaborarla ? Me interesaría seguir investigando sobe ella.

    ResponderEliminar
  2. Hola buenas yo tmb estoy interesada, existe alguna biografía oficial?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Belén. Por causas "mayores" abandoné el blog. Hoy, supongo que por nostalgia, he vuelto a entrar en èl.
      He leído varios libros sobre la Grecia clásica y sobre Esparta. Heródoto, padre de los historiadores, habla de Gorgo en sus manuscritos. Ya sabrás que los antiguos historiadores no mencionaban a las mujeres. Por eso no se conoce el nombre de la madre de Leónidas, de Gorgo, etc. Ella, nuestra heroína, debió de ser tan excepcional, que no tuvieron más remedio que escribir sobre ella. Prometo remover mis archivos y de encontrar algo relevante, de cuanto leí sobre Gorgo, te lo indicaré aquí.
      Gracias por tu atención. Un muy cordial saludo, Antonio Pérez.

      Eliminar